El líder chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin, concluyeron este miércoles (22.03.2023) sus tres días de reuniones en Moscú, donde se refirieron uno al otro como “querido amigo”. En general, China y Rusia consolidaron aún más sus relaciones bilaterales.
Discutieron temas regionales e internacionales. Intercambiaron sobre el “plan de paz” de 12 puntos para la guerra en Ucrania , publicado por el Gobierno chino el mes pasado. Y reconocieron la importancia del apoyo mutuo en temas relacionados con sus intereses fundamentales y con la “resistencia conjunta a la interferencia de fuerzas externas en los asuntos internos”.
Algunos expertos advierten que la reunión envalentonó aún más a Xi y a Putin, con cada vez más puntos comunes para profundizar su “asociación estratégica sin límites”: “A Xi le interesa profundizar aún más la asociación con Rusia, que protege los intereses estratégicos nacionales e internacionales de Pekín”, subraya Sari Arho Havren, especialista en Relaciones Internacionales de la Universidad de Helsinki, en entrevista con DW.
Cambio en la dinámica del poder
Según la agencia de noticias estatal china Xinhua, Xi dijo que China está preparada para expandir la cooperación con Rusia en áreas que incluyen comercio, inversión, cadena de suministro, energía e innovación. Pero, para los analistas, uno de los principales resultados del viaje es el cambio en la dinámica de poder entre Rusia y China. Moscú depende cada vez más de Pekín económica y políticamente, y China no se opone a prestar apoyo a su vecino.
“China quiere mantener su imagen de pacificador, pero se inclina hacia Rusia”, comenta, por su parte, Ian Chong, politólogo de la Universidad Nacional de Singapur (NUS). Todo parece indicar que “Pekín no está lista para dejar ir a Rusia y está dispuesta a apoyarla hasta cierto punto”, dice a DW.
Alto el fuego propuesto por Pekín: tiempo para Rusia
Ayer, martes, Putin dijo que la propuesta de China podría usarse como “la base para un arreglo pacífico en Ucrania”. Y agregó que Rusia se compromete a “reiniciar las conversaciones de paz lo antes posible”, algo que China aprueba.
Sin embargo, Havren apunta que si China presiona por un alto el fuego mientras las tropas rusas permanecen en las áreas ocupadas, “congelará la guerra” y le dará a Moscú más tiempo para “prepararse para una nueva ofensiva”.
Además, si Kiev se niega a aceptar un alto el fuego porque Rusia no ha retirado sus tropas del territorio ucraniano, las máquinas de propaganda chinas y rusas señalarían a EE. UU. y sus aliados occidentales como “belicistas que quieren alimentar la guerra”, mientras caracterizarían a China como quien “hace todo lo posible como mediador de paz”.
Otros expertos vinculan los esfuerzos de China para presentarse como mediador con su urgente deseo de “reafirmar su influencia internacional”. Esto “será bienvenido en algunos rincones del mundo, pero definitivamente no en EE. UU. y algunos de sus aliados”, observa Shi Yinhong, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Renmin de Pekín. “Los principales países europeos también sospecharán de los esfuerzos de China”, prevé.
El lunes, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, criticó a Pekín por no responsabilizar a Moscú por “las atrocidades” cometidas en Ucrania. “En lugar de condenarlas, prefiere proporcionar una cobertura diplomática para que Rusia continúe cometiendo esos mismos crímenes”, dijo.
“China es el mayor beneficiario”
Para Chong, de la NUS, Pekín está tratando “de llegar a otros Estados, especialmente en el sur global, que tienden a ver a EE. UU. y sus aliados como potencialmente problemáticos”, para crearse una imagen de importante actor independiente.
“El colapso del régimen ruso y la creación de un gobierno prooccidental en Moscú sería un escenario catastrófico para China”, considera Temur Umarov, miembro del Fondo Carnegie para la Paz Internacional. “Al mismo tiempo, China tampoco quiere que la guerra se convierta en algo mucho más grande de lo que es ahora”.
Según Umarov, Pekín podría aceptar la continuación de la guerra, pues esta dejaría a Rusia sin otra opción que inclinarse hacia China. Adicionalmente, opina, una guerra en curso “distraerá a Estados Unidos de la confrontación con China. Pekín sería el mayor beneficiario de la situación actual”.