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Una semana de infarto en Francia: ola de disturbios, violencia y 3.500 detenidos.

Desde el sábado la situación en el país ha ido volviendo a una calma relativa. Fuentes del Gobierno explican que el dispositivo “se irá adaptando en función de las necesidades”. En la noche del martes hubo 72 detenidos.

Hace una semana un joven de 17 años moría tras recibir un disparo de un policía en un control en Nanterre, un barrio de la periferia parisina. Esto ha desatado una ola de disturbios y violencia en el país que apenas conoce precedentes.

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN FRANCIA?

Desde hace una semana el país vive una fuerte oleada de disturbios que ha dejado imágenes de una extrema violencia: incendios en la calle, coches quemados, ataques a transportes y edificios públicos, como alcaldías, comisarías o escuelas. También saqueos en comercios, supermercados o sucursales bancarias. En seis días se ha detenido a 3.400 personas vinculadas a estos actos. Se han registrado más de 2.000 incendios en la calle y ataques a centenares de edificios públicos. Hay 600 policías y bomberos que han resultado heridos.

¿QUÉ LO HA ORIGINADO?

La muerte de Nahel, un joven de 17 años, al que un agente disparó el pasado martes en un control policial en Nanterre, una barriada de la periferia francesa. El joven conducía sin carnet a gran velocidad por un carril bus cuando el policía le paró. La difusión de un vídeo en el que se ve cómo le apunta con el arma y luego le dispara cuando el coche emprende la marcha, es lo que prende la llama. Su muerte desata la cólera en Nanterre, donde vivía. Ésta se extiende primero por las llamadas banlieue, barrios populares de la periferia de París, y después por todo el país, incluido el centro de ciudades como París, Lyon o Marsella. En esta última ciudad se registran algunas de las escenas más violentas de los últimos días y el Gobierno francés ha tenido que desplegar tanques en sus calles.

¿QUÉ PASA EN ESTOS BARRIOS?

La crisis se origina en estos barrios, pero se extiende en apenas un día. En estas zonas gran parte de la población son franceses hijos o nietos de inmigrantes. Muchas tienen pocos servicios y problemas de seguridad. Estas poblaciones critican el abandono por parte del Estado, se sienten ciudadanos de segunda y critican el racismo de las fuerzas del orden.

¿HAY PRECEDENTES?

La oleada de disturbios de 2005. La provoca la muerte de dos jóvenes en la barriada de Clichy-sous-Bois, en las afueras de París. Los chicos, de 15 y 17 años, murieron electrocutados mientras huían de la policía. Aquella crisis duró tres semanas, murieron tres personas y dejó 4.700 detenidos (hoy son 3.400), 224 policías heridos y más de 10.000 coches incendiados. Se movilizaron 11.700 policías, frente a los 45.000 de la crisis actual.

¿POR QUÉ LA VIOLENCIA HA ESCALADO TANTO?

El jueves el agente que dispara a Nahel ingresa en prisión provisional, pero la violencia sigue. Fuentes del Gobierno explican que ésta “no es una revuelta de los barrios periféricos, que son las primeras víctimas de los destrozos, sino una ola de actos de delincuencia”. Los disturbios de los primeros días, vinculados a la muerte del joven, han servido de excusa a muchos violentos para cometer actos vandálicos. Como si Nahel hubiera sido la excusa para dar salida a toda la violencia latente. El sábado varios militantes de ultraderecha salieron con bates por las calles de Lyon. También están los saqueadores de comercios, que aprovechan el caos para destrozar. O el ataque el sábado por parte de unos encapuchados a la casa del alcalde de la localidad de L’Haÿ Les Roses, un acto dirigido.

¿POR QUÉ ATACAN ALCALDÍAS O COLEGIOS?

El 30% de los detenidos es menor de edad. El 60% no está fichado por la policía. Algunos son antisistema y se rebelan contra las instituciones. Los pilares de la República francesa son la educación, la justicia y el orden. Por eso atacan colegios, comisarías y alcaldías, sus símbolos.

¿CUÁL HA SIDO LA REACCIÓN DEL GOBIERNO?

El presidente, Emmanuel Macron, y los miembros del Gobierno calificaron de injustificable la muerte del joven y mostraron el apoyo a su familia. Se ha tenido mucho cuidado para no prender más la llama en estos barrios. A pesar del aumento de la violencia, no se ha querido decretar el estado de emergencia, que hubiera permitido extender los toques de queda por todo el país. Sí los ha habido en localidades puntuales. Se ha restringido el transporte nocturno para evitar la movilidad de los agitadores y también que se quemen autobuses y tranvías.

El despliegue de las fuerzas del orden ha sido insólito: 45.000 agentes y gendarmes movilizados durante varios días. También se han desplegado blindados en las calles y unidades de élite, como la RAID o la GIGN, a las que se recurre cuando hay toma de rehenes o atentados terroristas. Los tanques paseaban por las calles de Marsella el pasado domingo. Macron y el ministro del Interior han apelado también a la responsabilidad de los padres, pues muchos de los atacantes son menores. “La República no puede reemplazar la labor de educación de padres y madres”, dijo Macron.

¿CUÁL ES LA SITUACIÓN ACTUAL?

Desde el sábado la situación en el país ha ido volviendo a una calma relativa. Fuentes del Gobierno explican que el dispositivo “se irá adaptando en función de las necesidades”, pues esto aún no ha acabado. La cifra de detenidos, que alcanzó los 1.300 el sábado, se redujo a menos de un centenar el domingo.

¿PUEDE VOLVER A OCURRIR?

Sí. Los problemas estructurales que hay en el país siguen ahí, como la falta de integración de una parte de la población, nacida en el país pero con padres o abuelos de origen inmigrante, sobre todo de ex colonias galas. La desconfianza en las instituciones es otro problema. En cualquier momento puede estallar la mecha.

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